Por Gabriel Bertino
Jueves 04 de setiembre de 2014,
día gris y lluvioso de invierno, hasta el adiós definitivo de Gustavo Cerati se deslizó como una metáfora. Las lágrimas agazapadas,
que se insinuaban amenazantes desde aquel fatídico 15 de mayo de 2010, hoy salieron
a la superficie.
¿Cómo despedir a uno de los grandes maestros
del Rock Nacional contemporáneo, sin que un recuerdo íntimo colapse nuestra
memoria? Aquellos que gozamos de nuestra adolescencia al ritmo de “Picnic en el
4to B” o “Nada personal” no podemos dejar de sentir una profunda tristeza por
esta dolorosa partida. ¿Cuántos de nosotros podemos asociar, desde mediados de
los 80 hasta nuestros días, una canción de Gustavo Cerati a una etapa
importante de nuestra experiencia? Seguramente muchos.
Prófugos, Signos, En la ciudad de
la Furia, Trátame suavemente, Ella uso mi cabeza como un revolver, Un misil en
mi placard, Zona de promesas, Puente, Adiós,
Crimen, Deja Vu, Desastre y tantos otros temas, son alguno de los ejemplos de
canciones que acompañaron nuestra vida.
Pero las páginas musicales escritas
por Gustavo Cerati, tanto en su historia con Soda Stereo como en su etapa
solista, son solo una parte de su legado. Su permanente evolución, sus pegajosas
melodías y su singular talento con la guitarra, fueron importantes virtudes que
quizás sólo fueron opacadas por su enorme capacidad como compositor: fondo y
forma, poesía y filosofía psicológica, música y contenido.
Cada una de sus letras gozaba de
una segunda lectura, cargada de introspección, de reflexión y de filosofía
individual; era una especie de catalizador de la conciencia colectiva
individual, así como los redonditos de ricota capturaban la conciencia colectiva
social, quizás por eso la eterna rivalidad de sus tribus.
Hoy muchas páginas describen (algunas
mejor que otras), la historia de Gustavo Cerati, su selecta discografía y su enorme
impacto en la historia del rock nacional y el rock latinoamericano. Por eso
hoy, como un humilde tributo, con estas líneas prefiero recordar, la continuada
compañía y la permanente influencia que significó el arte de Gustavo Cerati en
nuestra cotidianeidad. Frases, mensajes o enseñanzas que se filtraban en sus
canciones y alumbraban nuestro pensamiento o alimentaban nuestra nostalgia:
“Te comportas de acuerdo con lo
que te dicta cada momento…y esa inconstancia no es algo heroico… es más bien
algo enfermo” (Trátame suavemente).
“Tarda en llegar…y al final…y al
final…hay recompensa” (Zona de promesas).
“Ella uso mi cabeza como un revolver,
e incendio mi conciencia con sus demonios…me vi llegando tarde, tarde a todo…”
(Ella uso mi cabeza como un revolver).
“No tenemos donde ir, somos como
un área devastada, carreteras sin sentidos, religiones sin motivos…como podremos
sobrevivir” (Prófugos).
Tantas frases, tantas melodías,
tantos recuerdos…que se agitan con una noticia. Es verdad que como ocurre con cada
grande figura que nos deja, después de au partida, nos queda el legado de su
música, pero también es cierto que hoy, nuestra generación, pierde a un artista
que podía seguir acompañando nuestros pasos futuros, con nuevas enseñanzas; y
para eso, no hay consuelo.