Buenas noches, Buenos Aires, buenas noches porteños”. Con puntualidad británica, a las 21 de ayer, Paul McCartney comenzó el segundo capítulo de la historia de su vínculo con la Argentina, cuya primera parte se escribió 17 años atrás.
Frente a un River repleto, antes de que los platillos de “Venus and Mars” anunciaran el comienzo de un largo recorrido por las casi cinco décadas que lleva como protagonista del rock, McCartney –saco, camisa y tiradores–, se tomó un buen rato para recorrer el escenario y mirar. Sólo mirar. Como quien trata de reconocer caras entre miles. Algunas, nuevas: de veinteañeros, de adolescentes o incluso niños. Muchas, no tanto: de cuarentones, de padres con hijos o de contemporáneos al artista, viejos fans de cuando empezó todo.
Entonces, sí. Paul, el viejo Paul, Sir Paul, el beatle, puso manos a su legendario Höfner y disparó. Primero, “Rock Show” . Enseguida, “Jet” , y ahí nomás, el delirio en el estadio, con “All My Loving” .
Sin respiro, el hombre de 68 años que le confesó a Clarín que no va a dejar de hacer lo que le gusta –cantar y tocar–, volvió a los 60’s, para ponerle voz a “Got To Get You Into My Life”. Y ahí nomás, se salteó 40 años y se vistió de Fireman para “Highway” .
Abajo, en el vip, bailaban artistas como Mike Amigorena, Roberto Pettinato, Romina Gaetani, Sabrina Garciarena, Iván Noble y Florencia Raggi. De todos ellos, el que se llevó la mayor demostración de cariño –además del beatle, claro– fue Charly García , que ni bien fue reconocido recibió una enorme ovación de la gente.
Después del quinto tema, el clima y la pasión se sentían en el cuerpo: Paul dijo que tenía calor y se quedó en camisa con tiradores. “Estamos muy contentos de estar de nuevo aquí”, agregó un locuaz McCartney, que durante toda la noche mostró mucha conexión con el público. Mientras se comunicaba con un mix de palabras en castellano y en inglés, sus fans del campo VIP deliraban, al punto de obligar a la Seguridad a hacerlos sentar sin elegancia.
Paul no daba tregua. Cambió el bajo por la guitarra para completar la setentista “Let Me Roll It” con un solo de propia cosecha sobre la “hendrixiana” “Foxy Lady”.
De ahí, al piano, a transitar un “Long and Winding Road” hacia el primer homenaje, “My Love” , dedicado a Linda. Andanada beatle, y el segundo de los recuerdos: demostró, con “Here Today”, su amor por Lennon, el amigo que ya no está, mientras las lágrimas empañaban los ojos de todos. O casi.
Pero había más. Las cuatro generaciones que disfrutaban del mito se rindieron ante el estribillo inoxidable de “Hey Jude” , ante la magia de “Day Tripper” y el aullido de “Get Back” . A esa altura –más de dos horas de show– el hechizo era total. Llegó “Yesterday” –otra cima–, “Helter Skelter” y “Sgt. Pepper’s”. “The End”, con River a los pies de la leyenda, sirvió para coronar una noche inolvidable. (Fuente: Diario Clarin)
Frente a un River repleto, antes de que los platillos de “Venus and Mars” anunciaran el comienzo de un largo recorrido por las casi cinco décadas que lleva como protagonista del rock, McCartney –saco, camisa y tiradores–, se tomó un buen rato para recorrer el escenario y mirar. Sólo mirar. Como quien trata de reconocer caras entre miles. Algunas, nuevas: de veinteañeros, de adolescentes o incluso niños. Muchas, no tanto: de cuarentones, de padres con hijos o de contemporáneos al artista, viejos fans de cuando empezó todo.
Entonces, sí. Paul, el viejo Paul, Sir Paul, el beatle, puso manos a su legendario Höfner y disparó. Primero, “Rock Show” . Enseguida, “Jet” , y ahí nomás, el delirio en el estadio, con “All My Loving” .
Sin respiro, el hombre de 68 años que le confesó a Clarín que no va a dejar de hacer lo que le gusta –cantar y tocar–, volvió a los 60’s, para ponerle voz a “Got To Get You Into My Life”. Y ahí nomás, se salteó 40 años y se vistió de Fireman para “Highway” .
Abajo, en el vip, bailaban artistas como Mike Amigorena, Roberto Pettinato, Romina Gaetani, Sabrina Garciarena, Iván Noble y Florencia Raggi. De todos ellos, el que se llevó la mayor demostración de cariño –además del beatle, claro– fue Charly García , que ni bien fue reconocido recibió una enorme ovación de la gente.
Después del quinto tema, el clima y la pasión se sentían en el cuerpo: Paul dijo que tenía calor y se quedó en camisa con tiradores. “Estamos muy contentos de estar de nuevo aquí”, agregó un locuaz McCartney, que durante toda la noche mostró mucha conexión con el público. Mientras se comunicaba con un mix de palabras en castellano y en inglés, sus fans del campo VIP deliraban, al punto de obligar a la Seguridad a hacerlos sentar sin elegancia.
Paul no daba tregua. Cambió el bajo por la guitarra para completar la setentista “Let Me Roll It” con un solo de propia cosecha sobre la “hendrixiana” “Foxy Lady”.
De ahí, al piano, a transitar un “Long and Winding Road” hacia el primer homenaje, “My Love” , dedicado a Linda. Andanada beatle, y el segundo de los recuerdos: demostró, con “Here Today”, su amor por Lennon, el amigo que ya no está, mientras las lágrimas empañaban los ojos de todos. O casi.
Pero había más. Las cuatro generaciones que disfrutaban del mito se rindieron ante el estribillo inoxidable de “Hey Jude” , ante la magia de “Day Tripper” y el aullido de “Get Back” . A esa altura –más de dos horas de show– el hechizo era total. Llegó “Yesterday” –otra cima–, “Helter Skelter” y “Sgt. Pepper’s”. “The End”, con River a los pies de la leyenda, sirvió para coronar una noche inolvidable. (Fuente: Diario Clarin)
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