Por Gabriel Bertino
Este sábado 12 de febrero de 2011, los que tuvimos la suerte de asistir a la 2da jornada de la edición Nº 11 del Cosquin Rock, pudimos disfrutar de un emocionante re-encuentro con el Rock Nacional, donde Luis Alberto Spinetta, Leon Gieco, Skay Beilinson y Charly García, renovaron su viejo contrato de amor con la gente, a base de buena música, emoción y recuerdos. En esta nueva edición del Festival de Rock más federal del país, se conjugaron algunas cosas nuevas con la tradición más pura del Rock Nacional.
La novedad más significativa para los asiduos asistentes del Festival de Cosquín, fue el nuevo predio, ya que después de 5 años de realizarse en la ciudad de Cosquín y otros 5 en la Comuna San Roque, esta edición Nº 11, se llevó a cabo en el aeródromo de Santa María de Punilla; un nuevo lugar que tiene varias ventajas:
- Es más grande, situación que permite una mayor comodidad para todos los asistentes, que pueden acercarse al escenario principal y recorrer con mayor facilidad los distintos escenarios.
- Tiene mejor acústica, un valle encajonado entre las sierras, que permite disfrutar de un excelente y claro sonido.
- Y además, como factor extra, el predio posee una gran cuota de belleza, con mucha vegetación y aire fresco, al pie mismo de la sierra.
El dato negativo, es la dificultad de acceso, porque la ruta 38 (por la que se ingresa a Santa María de Punilla) es de por sí, una ruta pequeña pero muy transitada, que une Carlos Paz con Capilla del Monte y cruza por el centro de todas las poblaciones intermedias (como Biallet Masse, Cosquín, La Falda, Villa Giardino, La cumbre, etc). Si a eso le sumamos el aluvión de gente que implica cada edición del Festival, podemos darnos una idea de lo difícil que resulta llegar al predio, donde personalmente, tuvimos una demora de casi 2 horas en el ingreso.
Una noche de Magia: Volviendo exclusivamente a la música y a todo lo vivido en la noche del sábado, podemos decir, que fue una especie de clase magistral del Rock Nacional, dictada por 4 de sus miembros fundadores:
Luis Alberto Spinetta:
¿Qué podemos decir del flaco Spinetta, más que contar algunos detalles de su show?
El primer hito de su presentación fue la hermosa versión de “Te para tres” dedicada a Gustavo Cerati, que el público respondió con un silencioso y un fuerte aplauso, que comenzó a marcar el corazón y la piel del público que a lo largo de la noche viviría una cita mágica.
El segundo momento importante, fue la presentación en el escenario de “Vera Spinetta”, la hija menor del flaco, quien lo acompaño en un par de canciones.
Y el tercero fue la ovación que le dedico la gente, al grito de “Flaco, flaco”, después de la interpretación de algunos clásicos como “Durazno sangrando”.
Un detalle que quizás le restó algo de brillo al show del flaco, fue la hora en la que debió subir al escenario (19:35), una hora demasiado temprana que le restó bastante audiencia, ya que la gente recién comenzaba a llegar, retrasada sobretodo por el dificil y lento acceso al predio. Mas allá de este detalle , que con seguirdad le restó audiencia, (puesto que su show sólo fue presenciado por más de 10.000 personas, y muchos de los que iban llegando, se lamantaban de no haber podido llegar a tiempo para ver al flaco), su paso por la 11era. edición del Cosquin Rcok , fue una excelente presentación, sin estridencias pero con la habitual contundencia del flaco Spinetta , que con su música (sobretodo su guitarra), marcó el territorio de lo que estaba por venir
León Gieco:
Otro capítulo fuerte de la noche fue León Gieco, que repitió el formato rockero junto a “D-mentes”, que inauguró 2 años atrás en la edición 2009 del festival. En su grilla de canciones, se destacaron varios temas importantes como, “Hombres de hierro”, “Guardado en la memoria”, “5 siglos igual” dedicado para Evo Morales y que además fue cantado “a capella” y el potente “Pensar en nada” que cerró la presentación de León, con la algarabía de la gente que festejo a puro pogo.
Una de las tantas frases educativas que nos dejó Gieco: “Cosquin rock, es hijo de La Falda rock; y La Falda rock es hijo de BA rock”.
Skay Beilison:
El 3er escalón de la segunda jornada del Cosquín Rock, fue construído por la mano de Skay Beilison, en el que quizás fue el punto más importante de toda la noche (más allá del cariño y la expectativa que generaba Charly García). En el momento de mayor asistencia de público (se habla de más 35.000 personas), fue cuando el ex-ricotero, abrió su show con “Lluvia sobre Bagdad” un tema de “Talismán” su segundo disco editado en el 2004.
Un presentación implacable, donde repasó muchos de sus temas, varios pertenecientes a ¿Dónde vas? (su último disco editado en el 2010) como “La luna en fez” o “El viaje de Mary”. Y donde tampoco faltaron algunos temas de los Redondos.
La primer gran emoción llegó con “El pibe de los astilleros”, que el público festejo con una explosión que levantó a toda la gente, tanto en el campo como en las carpas Fanatic Rock, generando una fuerte dosis de energía. Pero sin dudas, el momento más alto de su presentación (y de toda la noche), fue el momento en el que comenzó a sonar “Jijiji”, tema con el que cerró su presentación, que literalmente desató la locura de todos los fanáticos que se movían, como una inmensa marea humana, al compás de los acordes de su guitarra. Una postal impresionante.
Charly García:
Comentar la presentación de Charly García es una tarea muy difícil de realizar, porque resulta casi imposible definir con palabras las distintas sensaciones que dejo su show. ¿Cómo utilizar la cabeza cuando enfrente tenemos a un mito viviente como Charly García, desempolvando sus mejores canciones? ¿Como utilizar la razón, cuando el escenario explota musicalmente, con una guitarra magistral que entregaba un sonido casi perfecto?
Los demoledores gemidos de guitarra del genial “Negro” García Lopez, penetraban las entrañas mismas de la montaña, mientras era acompañado por el trío chileno que desde hace rato colabora con Charly García, que esta conformado por Kiushe Hayashida, en guitarra; Carlos González, en bajo, y Tonio Silva Peña en batería, mientras el “Zorrito” Von Quintiero, también acompañaba el Piano de Charly con sus teclados y sintetizadores.
Hay cosas que resultan obvias: a pesar de su recuperación, Charly no esta en su mejor momento, (aunque debemos agradecer que todavía lo tenemos arriba de un escenario), la ausencia de Hilda Lizarazu, quizás dejo un poco mas en evidencia, alguna falencia de su voz o algunos blancos en las letras, que la gente completaba a coro, ya que no hacía falta que nadie se las recordara. Más allá de cualquier “detalle”, la gente era feliz, porque podía disfrutar de su ídolo, a quien le festejaban todas sus humoradas y arranques.
Su presentación podemos dividirla en 3 etapas:
* La primera: La mejor, quizás la parte más musical, que duró los primeros 45 minutos y que la gente más disfrutó, donde el show se pareció mucho al que brindó en Velez Sarfield con su concierto subacuatico, que se inició con “Cerca de la revolución” y siguió con varios clásicos como “Funky”, “El amor espera”, “Rezo por vos”, “Rock and Roll Yo” y “Me siento mucho mejor”, temas que la gente canto a viva voz.
* La segunda: musicalmente la peor, donde Charly más que cantar jugaba, tiraba los micrófonos, corría por el escenario, modificaba las letras o se quedaba en silencio y cosas por el estilo, que la gente (en un pacto implícito) miraba con aceptación y sonrisas.
* La tercera: Que fue la última etapa que disfrutaron sus fanáticos más fieles que se negaban a retirarse y que llegó luego de mas de 1 hora y media de show, incluida la participación de León Gieco, haciendo “El fantasma de Canterville” y la despedida final, donde Charly (recuperando parte de su voz y también de su compostura), se despidió y volvió en mas 7 u 8 ocasiones, echando mano, a los viejos temas de Sui generis o a otros temas extraños, como una versión de “Comfortably numb” de Pink Flyd, pasando también por “Popotitos”, la marcha de San Lorenzo y alguna que otra nota delirante, que obviamente la gente festejaba en total complicidad.
En fin, una presentación extensa, donde (como dijimos anteriormente) se mezclaron varias sensaciones: delirio inicial, emoción, placer, cariño, también una cierta cuota de decepción, seguida de otra de comprensión y aceptación, a la que luego le siguieron las sonrisas, los aplausos y la admiración final hacia una figura que dedico su vida completa, sin ningún tipo de reservas al rock and roll. A tal punto que después de casi 2 horas y medias de show, en una noche difícil, parado en medio del escenario y abrazado a sus compañeros (que lo querían convencer para cerrar el show definitivamente), le pidió textualmente a su público: “Che váyanse, que sino no puedo irme porque me siento mal y me da cosa dejarlos”.
Un auténtico Charly García, que cerró una noche mágica de re-encuentro con las bases mismas de nuestro Rock Nacional.