Como ya dijimos en entradas anteriores, uno de los bloques especiales de nuestro programa es el de “Geografías Urbanas”, un espacio diferente creado con la finalidad de lograr ese tan ansiado encuentro entre el hombre y su mundo, utilizando como herramienta un relato de imágenes y sonidos, que transporte a la audiencia (en un viaje imaginario) hacia un punto geográfico determinado. Esos espacios, tienen que poseer el don especial, ya sea por su belleza, por su historia o por cualquiera de sus circunstancias; de colocar al visitante en un estado diferente de perspectiva, de emoción vital.
Varios son los lugares que formaron parte de este bloque: “Salamanca”, “San Millán de la Cogoya” (cuna de la lengua castellana), “Mendoza” y “Choz Malal”, pero en esta oportunidad es el turno del histórico Hotel Edén, cuna de la ciudad de La Falda, en pleno corazón de las Sierras de Córdoba.
Y decimos cuna de la ciudad de La Falda, porque en esos terrenos a mediados de 1898, cuando se terminó de construir este increíble complejo turístico, el hotel era el único edifico que existía en medio de las Sierras y el Valle de Punilla; que luego, a principios del Siglo XX, cuando los hermanos Eichhorn (los dueños del Hotel en aquella época), decidieron lotear las tierras aledañas al complejo, se fue construyendo un pequeño poblado que con el paso del tiempo se transformaría en lo que hoy es la ciudad de La Falda.
La idea del hotel, nace dentro de una circunstancia muy especial. A mediados del Siglo XIX, la sociedad argentina (como la de muchos otros países), sufría, de manera especial, el miedo colectivo que generaba la Tuberculosis; una enfermedad para la cual, todavía no existía medicación.
Los médicos de la época, a manera de tratamiento contra la tuberculosis, comenzaron a recomendarles, a las familias acaudaladas del país, que se instalaran, aunque sólo sea por un par de meses, en algunos lugares especiales como las Sierras de Córdoba, que por su clima, ayudaban a combatir este mal.
Ante esta situación un empresario alemán llamado Roberto Bahlcke, al conocer el lugar, decide viajar a Buenos Aires para conseguir fondos y comprar el terreno. Llegado a la capital, Bahlcke logra armar un grupo inversor de 3 personas, también alemanas, y los convence para construir un hotel internacional, destinado a cubrir las necesidades de la Aristocracia Argentina. En octubre de 1897 logran comprar la totalidad de las tierras que formaban la Estancia “La Falda”, dando así el puntapié inicial del proyecto. La construcción del edificio, comenzó rápidamente y en la misma se emplearon más de 500 obreros, por ello, el 26 de diciembre de 1898 el Hotel ya estaba listo para recibir huéspedes.
El Edén, contaba con 100 habitaciones, 38 cuartos de baño, un gran salón comedor para 250 personas, un comedor auxiliar para niños y personal, un salón de fiestas, sala de lectura, escritorio, dos jardines de invierno, salón bar, galería cubierta y dos balcones desde los que se apreciaba el magnífico parque con su fuente de mármol de carrara, con dos leones a cada lado.
Además era un hotel de alto nivel que ofrecía todos los servicios, a la par de cualquier gran hotel de Europa: por ejemplo el hotel tenía luz eléctrica (que se generaba con su propia usina), tenía carpintería, talleres, calderas y todas las actividades que fueran necesarias para mantener la vida del hotel en medio de la nada. Gastronómicamente el hotel también era de alta jerarquía: tenían vinos de primer nivel, traídos especialmente de Europa 1 vez por año y que luego se guardaban en su propia cava, producían hielo y cremas heladas, que ellos mismos elaboraban al igual que el resto de los alimentos.
Y decimos cuna de la ciudad de La Falda, porque en esos terrenos a mediados de 1898, cuando se terminó de construir este increíble complejo turístico, el hotel era el único edifico que existía en medio de las Sierras y el Valle de Punilla; que luego, a principios del Siglo XX, cuando los hermanos Eichhorn (los dueños del Hotel en aquella época), decidieron lotear las tierras aledañas al complejo, se fue construyendo un pequeño poblado que con el paso del tiempo se transformaría en lo que hoy es la ciudad de La Falda.
La idea del hotel, nace dentro de una circunstancia muy especial. A mediados del Siglo XIX, la sociedad argentina (como la de muchos otros países), sufría, de manera especial, el miedo colectivo que generaba la Tuberculosis; una enfermedad para la cual, todavía no existía medicación.
Los médicos de la época, a manera de tratamiento contra la tuberculosis, comenzaron a recomendarles, a las familias acaudaladas del país, que se instalaran, aunque sólo sea por un par de meses, en algunos lugares especiales como las Sierras de Córdoba, que por su clima, ayudaban a combatir este mal.
Ante esta situación un empresario alemán llamado Roberto Bahlcke, al conocer el lugar, decide viajar a Buenos Aires para conseguir fondos y comprar el terreno. Llegado a la capital, Bahlcke logra armar un grupo inversor de 3 personas, también alemanas, y los convence para construir un hotel internacional, destinado a cubrir las necesidades de la Aristocracia Argentina. En octubre de 1897 logran comprar la totalidad de las tierras que formaban la Estancia “La Falda”, dando así el puntapié inicial del proyecto. La construcción del edificio, comenzó rápidamente y en la misma se emplearon más de 500 obreros, por ello, el 26 de diciembre de 1898 el Hotel ya estaba listo para recibir huéspedes.
El Edén, contaba con 100 habitaciones, 38 cuartos de baño, un gran salón comedor para 250 personas, un comedor auxiliar para niños y personal, un salón de fiestas, sala de lectura, escritorio, dos jardines de invierno, salón bar, galería cubierta y dos balcones desde los que se apreciaba el magnífico parque con su fuente de mármol de carrara, con dos leones a cada lado.
Además era un hotel de alto nivel que ofrecía todos los servicios, a la par de cualquier gran hotel de Europa: por ejemplo el hotel tenía luz eléctrica (que se generaba con su propia usina), tenía carpintería, talleres, calderas y todas las actividades que fueran necesarias para mantener la vida del hotel en medio de la nada. Gastronómicamente el hotel también era de alta jerarquía: tenían vinos de primer nivel, traídos especialmente de Europa 1 vez por año y que luego se guardaban en su propia cava, producían hielo y cremas heladas, que ellos mismos elaboraban al igual que el resto de los alimentos.
También ofrecía muchas actividades especiales para los turistas, en las que se incluía, por ejemplo, la cacería del zorro.
El hotel, no da los dividendos que se necesitaban, por falta de promoción y conocimiento de este destino turístico y es por esto, que se forma una sociedad en comanditas por acciones, hasta que finalmente el grupo decide venderlo. Sin embargo, una de las socias, María Krantner, decide apostar por su proyecto y en 1904 se queda con el hotel.
Con ella y su accionar, comienza el crecimiento del Edén hotel, sobre todo en lo que tiene que ver con hacer conocido al hotel. Luego de unos años y a pesar del crecimiento de la empresa, la Sra. Krantner, que aspiraba volver a Alemania, en mayo de 1912, vende el hotel a los hermanos Eichhorn (en la imagen), que fueron quienes aprovecharon todos los beneficios del Edén, ya que además de que compraron un hotel en ascenso, en 1914 comenzaría la primer guerra mundial, con el consecuente cambio de estilo vacacional de la aristocracia Argentina, que ya no podía viajar más a Europa y por lo tanto buscaron las alternativas dentro del país.
El Hotel Edén comienza entonces con su máximo esplendor y sus temporadas a pleno, recibiendo un sin fin de personalidades más que importantes, dentro de los que se pueden destacar, el Poeta Rubén Darío, Albert Einstein, varios Presidentes del País, como Julio Argentino Roca, Figueroa Alcorta, Juan Domingo Perón, etc, Personajes del espectáculo como Hugo del Carril, César Amadori, Gomez Bau, Alicia Vignoli, Sully Moreno, la famosa recitadora Berta Singerman, el artista plástico García Uriburu, junto con las familias de más renombre de la alta sociedad argentina como Anchorena, Blaquier, Bunge, Lynch, Tornquinst, Montes de Oca y otros.
El hotel, no da los dividendos que se necesitaban, por falta de promoción y conocimiento de este destino turístico y es por esto, que se forma una sociedad en comanditas por acciones, hasta que finalmente el grupo decide venderlo. Sin embargo, una de las socias, María Krantner, decide apostar por su proyecto y en 1904 se queda con el hotel.
Con ella y su accionar, comienza el crecimiento del Edén hotel, sobre todo en lo que tiene que ver con hacer conocido al hotel. Luego de unos años y a pesar del crecimiento de la empresa, la Sra. Krantner, que aspiraba volver a Alemania, en mayo de 1912, vende el hotel a los hermanos Eichhorn (en la imagen), que fueron quienes aprovecharon todos los beneficios del Edén, ya que además de que compraron un hotel en ascenso, en 1914 comenzaría la primer guerra mundial, con el consecuente cambio de estilo vacacional de la aristocracia Argentina, que ya no podía viajar más a Europa y por lo tanto buscaron las alternativas dentro del país.
El Hotel Edén comienza entonces con su máximo esplendor y sus temporadas a pleno, recibiendo un sin fin de personalidades más que importantes, dentro de los que se pueden destacar, el Poeta Rubén Darío, Albert Einstein, varios Presidentes del País, como Julio Argentino Roca, Figueroa Alcorta, Juan Domingo Perón, etc, Personajes del espectáculo como Hugo del Carril, César Amadori, Gomez Bau, Alicia Vignoli, Sully Moreno, la famosa recitadora Berta Singerman, el artista plástico García Uriburu, junto con las familias de más renombre de la alta sociedad argentina como Anchorena, Blaquier, Bunge, Lynch, Tornquinst, Montes de Oca y otros.
En esta estapa el hotel crece, se le agregan nuevas construcciones y habitaciones, para aumentar la capacidad hotelera, que en su máximo cupo llegó a la capacidad de 500 personas; también se agrega una cancha de tenis, un campo de golf, una pista de baile al aire libre junto a un teatrino y una pileta de natación, que hoy ya no forma parte del predio del hotel.
Además, los hermanos Eichhorn, deciden lotear parte del terreno y sacarlos a la venta. Para ello, se realizaron todos los estudios para la futura urbanización (de lo que hoy sería La falda) y se donaron terrenos para la construcción de La primer escuela Dr. Mateo José Molina, otro para construir la capilla del Sagrado Corazón y la Plaza, que se llama, Plaza San Martín. En el año 1931 se realiza la venta oficial del primer lote de la zona de urbanización.
Esto primero da nacimiento a un barrio de Huerta grande, con suntuosos chalets, que primero se llamó Villa Jardín, luego Villa Edén y finalmente en 1934 se le da el propio Municipio como pueblo de La Falda. También, contribuyó al crecimiento de la nueva población, el hecho de que los dueños del Hotel, entregaban a sus empleados, un terreno con la condición de que en el término de 5 años, construyeran su propia casa, ya que hasta entonces, debían vivir dentro del predio del hotel.
Este es el momento de esplendor del Edén, que dura hasta el año 1945, cuando el Estado argentino declara la guerra al eje y como consecuencia, expropia el hotel Edén, por ser propiedad de alemanes.
A pesar, que en 1947 el General Perón devuelve el hotel a sus dueños, la situación ya no era la misma y el Hotel comienza su decadencia, afectado por varias razones:
1) Se descubre la vacuna contra la Tuberculosis y de esta manera pierde sentido una de las principales ventajas del hotel.
2) Con la llegada del peronismo al poder, cobran fuerzas los sindicatos, que construyen una atractiva y numerosa oferta turística en la zona, con una elevada cantidad de hoteles a un precio muchísimo más conveniente.
3) La caída de la Alemania Nazi de Adolf Hitler, con quién los hermanos Eichhorn estaban fuertemente relacionados, ya que los mismos eran grandes contribuyentes a la causa, razón por la cual el mismo Hitler les envió una carta de agradecimiento, de su puño y letra, declarando a uno de los hermanos (el más ferviente), ciudadano ilustre de su imperio. Situación, que luego de la derrota, les trajo gran descrédito.
Luego el hotel pasó a manos argentinas y en su lento descenso, fue pasando de sociedad en sociedad hasta que en el año 1965 cerró sus puertas, con todos sus elementos dentro, vajillas, ropa de cama, ornamentación, etc. Luego en el año 1971, surge un proyecto encabezado por el Centro Comercial para instalar un Casino.
Además, los hermanos Eichhorn, deciden lotear parte del terreno y sacarlos a la venta. Para ello, se realizaron todos los estudios para la futura urbanización (de lo que hoy sería La falda) y se donaron terrenos para la construcción de La primer escuela Dr. Mateo José Molina, otro para construir la capilla del Sagrado Corazón y la Plaza, que se llama, Plaza San Martín. En el año 1931 se realiza la venta oficial del primer lote de la zona de urbanización.
Esto primero da nacimiento a un barrio de Huerta grande, con suntuosos chalets, que primero se llamó Villa Jardín, luego Villa Edén y finalmente en 1934 se le da el propio Municipio como pueblo de La Falda. También, contribuyó al crecimiento de la nueva población, el hecho de que los dueños del Hotel, entregaban a sus empleados, un terreno con la condición de que en el término de 5 años, construyeran su propia casa, ya que hasta entonces, debían vivir dentro del predio del hotel.
Este es el momento de esplendor del Edén, que dura hasta el año 1945, cuando el Estado argentino declara la guerra al eje y como consecuencia, expropia el hotel Edén, por ser propiedad de alemanes.
A pesar, que en 1947 el General Perón devuelve el hotel a sus dueños, la situación ya no era la misma y el Hotel comienza su decadencia, afectado por varias razones:
1) Se descubre la vacuna contra la Tuberculosis y de esta manera pierde sentido una de las principales ventajas del hotel.
2) Con la llegada del peronismo al poder, cobran fuerzas los sindicatos, que construyen una atractiva y numerosa oferta turística en la zona, con una elevada cantidad de hoteles a un precio muchísimo más conveniente.
3) La caída de la Alemania Nazi de Adolf Hitler, con quién los hermanos Eichhorn estaban fuertemente relacionados, ya que los mismos eran grandes contribuyentes a la causa, razón por la cual el mismo Hitler les envió una carta de agradecimiento, de su puño y letra, declarando a uno de los hermanos (el más ferviente), ciudadano ilustre de su imperio. Situación, que luego de la derrota, les trajo gran descrédito.
Luego el hotel pasó a manos argentinas y en su lento descenso, fue pasando de sociedad en sociedad hasta que en el año 1965 cerró sus puertas, con todos sus elementos dentro, vajillas, ropa de cama, ornamentación, etc. Luego en el año 1971, surge un proyecto encabezado por el Centro Comercial para instalar un Casino.
Así se realizan numerosas remodelaciones sobre el salón comedor, pero terminan en el año 1971 cuando el Ministro Manrrique, otorga el permiso a la ciudad de La Cumbre. Esto interrumpe las obras, con la que en lugar de mejorar se destruye parte del hotel, que queda totalmente abierto y sin ningún tipo de custodia.
Desde esta fecha (1971) hasta principio de la década de los 90, el hotel sufre un saqueo continuo y aberrante por parte de la gente del lugar, que lo deja al borde de la extinción. Hoy en día, el predio y todas las instalaciones es propiedad de la Municipalidad de La falda (que lo adquirió por vía de la ejecución de deuda fiscal), además fue declarado Patrimonio Cultural – Histórico municipal y provincial y se está buscando que también se lo declare como un centro de interés nacional. Finalmente, el Hotel Edén, hoy está concesionado a un ambicioso emprendimiento, que comenzó con la restauración del edificio y que tiene planes de recuperarlo con diversos y múltiples fines: históricos, sociales, recreativos, artísticos, etc.
Ya se han rehabilitado varias partes, la entrada principal, el bar, el comedor que funciona como Salón de fiestas, el teatrino, y varios lugares más, donde se realizan visitas guiadas, que son realmente muy interesantes, con guías bien preparados y una atención cordial y edificante, que nos permite transportarnos en el tiempo, para imaginar lo impresionante que fue ese sueño de los primeros hombres y mujeres que apostaron por un futuro mejor, que le abrieron la puerta al naciente turismo de Córdoba y que a finales del Siglo XIX plantaron una obra increíble en medio de la inmensidad de la Sierra cordobesa, siendo la semilla y el origen a una reconocida ciudad argentina.
Recomendamos altamente esta visita, cuya entrada es de un valor de 25 pesos e incluye una cata de productos típicos en la vieja cava del edificio. Imposible perderse esta visita si está por esos lugares.
Recomendamos altamente esta visita, cuya entrada es de un valor de 25 pesos e incluye una cata de productos típicos en la vieja cava del edificio. Imposible perderse esta visita si está por esos lugares.
Los datos vertidos en la presente nota, los obtuvimos de la visita que personalmente pudimos disfrutar en las instalaciones del hotel Edén, sobretodo todos aquellos datos que recolectamos de las charlas de los guías, que nos ilustraron adecuadamente con su relato. La imágenes utilizadas, (en su mayoría) las obtuvimos del material gráfico que está a la venta en el Edén y las subimos con la idea de mostrar de la mejor manera posible esta historia; al mismo tiempo, de fomentar las visitas a tan interesante lugar.
Agradecemos al Sr. JUAN CARLOS OCHAT y a todas las autoridades actuales del gerenciamiento del Hotel Edén, quienes nos han autorizado para la utilización de los contenidos que reflejamos en la presente nota.
Antes de finalizar te dejamos dos interesantes direcciones electrónicas: una con información histórica del Hotel Edén http://www.hoteledenlafalda.com/ y otra con información actual, http://www.hoteleden-lafalda.com.ar/ donde podrás averiguar las actividades que hoy se pueden realizar en este interesante espacio cultural.
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